martes, 5 de agosto de 2014

LORE DE DUROTAN


LORE DUROTAN



Autodiario mágico de la Magistri Quelariel de Lunargenta.

Llevo toda la tarde registrando estanterías y baúles. No encuentro una cartera de seda abisal que tenia con algunos documentos y diarios de investigación. Entre otras cosas estaban todas las notas de la investigación biográfica de Medivh, el último guardián. Aquí tampoco esta…. ¿Que es esta reliquia?......

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Creo que he bebido demasiado. En el Krosh’harg de este año estoy bebiendo demasiado. Suerte que Orgrimm, sí, creo que se llama así, me acompaña bebiendo. Parece buen compañero, aunque pertenece a otro clan, al Rocanegra, pero parece buen tipo. Tiene un apellido curioso, Martillo Maldito. Le viene de familia, su padre Telkar, lo ostenta con orgullo. Creo que ese nombre va ligado a un arma reliquia que conservan en su familia, un martillo de guerra.
He de pasar esta prueba. Mi padre Garad, es el líder de nuestro clan. Él lo defiende de todas las amenazas que intentan echarnos de nuestro hogar, Nagrand. He de pasar la prueba. Subir a Oshu’gun, y ser aceptado por los ancestros me legitimará como heredero de Garad. He conseguido llegar a la cima, puedo ver toda Nagrand bajo mis pies. El viento aquí arriba es fuerte, y me zarandea. Pero no me tirará. Nunca antes había escuchado ninguna historia de nadie que llegara aquí arriba. No sabía que había que esperar. No sabía que me encontraría, espíritus de orcos encumbrados en luz, almas traslucidas…nada, no había nada, yo, el viento, y el sol tostando aun mas mi piel marrón. Sin embargo, sentía que algo me acompañaba. Yo, allí arriba, me sentía un legítimo heredero de mi padre.

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¡Por todos los demonios! ¿Qué ha ocurrido? He tenido una visión al tocar ese orbe…no sé ni lo que es…lo recuperé mientras estaba en el mundo de Terrallende…se lo arrebaté a un brujo. ¿Quién era el de la visión? Espera…. ¿Hijo de Garad?...de que me suena… ¡Por Lor’themar! ¡Era una visión sobre Durotan, el padre de Thrall! ¡Tengo que seguir viendo!

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Maldito Orgrimm, se cree que va a conseguir una pieza de caza mayor que yo, lo lleva claro. Pobre iluso. He cazado en estos bosques más veces que él, me los conozco mejor. Talador es peligroso, pero no voy a dejar que ese insensato me supere cazando.
¿Qué es ese rugido? ¡Maldición! un Ogro, parece un ogro. ¿Dónde está Orgrimm? ¡Argh¡ Escucho ruidos de lucha, seguro que se ha encontrado con él.

-¡Tranquilo Orgrimm!-Grité-¡Ahora voy a rescatarte pequeño!
-¡En tus sueños!- Me contestó él, entre la espesura. Eso me ayudó a guiarme.

Al llegar al claro, la escena era dantesca. Orgrimm y un Ogro gigantesco se enfrentaban es un combate que no admitía dudas. Un garrotazo de un ogro te podía machacar sin posibilidad de cura. Un martillazo de orgrim, con su martillo, podía dejarte lisiado, en el caso de un ogro, quedaría lo suficiente débil como para no poder esquivar un martillazo en la cabeza. Orgrimm, sin duda parecía divertido. ¿Acaso pensaría usar a ese ogro como trofeo de caza?
Orgrimm no va a poder colgarse la medalla de matar a ese Ogro. 5 flechas salen ahora de su nuca y espalda. Los arcos que las han disparado, no son arcos orco, son arcos Draenei. Parecen ser una expedición de caza, igual que nosotros, pero una expedición más seria que la nuestra. La nuestra era una competición, la suya era de vigilancia.
Hemos notificado a nuestros clanes, mediante un mensajero, que hemos sido invitados al hogar Draenei. Restalaan, el líder de la patrulla, nos informa de que su venerado líder, El profeta Velen, se encuentra en estos momentos en su asentamiento en talador, Telmor, y desea cenar con nosotros.

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¡Oh! ¡Por dios! ¿Que hiciste esa noche Durotan? Hasta yo tengo resaca…. Como puede ser, esta reliquia no solo me transfiere los recuerdos, si no también los sentimientos, y el dolor, o la alegría de Durotan. Sigamos, a ver que más veo en el orbe….

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Estoy volviendo a mi poblado. La cena con el Profeta Velen fue bastante entretenida, por llamarla de alguna forma. Conversamos durante horas sobre tradiciones de ambos pueblos. Podría asegurar que he aprendido mas de los Draenei en esta noche, que en toda mi vida…bueno, y que todo mi poblado junto.
Vaya por donde. Nunca la había visto por aquí. He preguntado y me han dicho que se llama Draka. Si, es del poblado, pero nunca antes la había visto…que raro. La he invitado a salir de caza, y me ha rechazado. ¡A mí! Pero no voy a renunciar a ella, deseo conocerla más. Me ha vuelto a rechazar la invitación de caza. Finalmente Draka ha aceptado mi invitación de caza. La primera cacería llevó a otra, hasta que al final, las demostraciones de fuerza y nobleza han hecho que decidamos unirnos.

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Han pasado ya muchos años desde que era un cachorro. Me he unido con mi compañera Draka, la más honorable de todos los orcos. También he recibido el liderazgo de mi clan, el clan lobo Gélido. Mi padre, el orgulloso Garad, cayó en batalla contra los infames ogros, que comandaban un ejército de gronns de las montañas. Sin embargo su sacrificio no será en vano, ya que salvo a nuestro pueblo. Su nombre se recordara eternamente, pues nuestro poblado ahora lleva su nombre, en su honor. Garadar.
Nos han convocado. El gran Chaman Ner’zhul, guía espiritual de nuestro pueblo, nos ha convocado en Oshu’gun. Asegura que los ancestros le han hecho una revelación.

-Pueblo de Draenor. ¡Mi pueblo! - Bramó el gran chaman Ner’zhul - Los ancestros me han hablado. Me han revelado la verdad sobre los Draenei, nuestros falsos amigos. Me han revelado que llevan años en nuestra contra, que secretamente son nuestros enemigos, que desean nuestra destrucción, y ¡nuestra extinción!
Los Draenei ¿enemigos nuestros? Hace ya mucho tiempo que no hablo ni tengo contacto con Restalaan, sin embargo, quien sabe, quizás desde entonces se hayan vuelto en nuestra contra.
Han empezado los ataques a los Draenei. El mismo Ner’zhul me ha pedido que me reúna con el Profeta Velen en Oshu’gun. Planea que, con la escusa de reunirnos para parlamentar, lo capturemos y lo llevemos en su presencia. Estamos en Oshu’gun, puedo ver al grupo de Velen un poco más al sur.

-Bienvenido Durotan, Hijo de Garad- Dijo Velen- Honorable líder del clan lobo gélido. Me alegra ver que habéis aceptado nuestra propuesta de reunión.
-Estoy aquí por petición de Ner’zhul, quien ha creído que podía ser el idóneo para esta reunión, no porque a mí personalmente me apeteciera venir.
- Sin embargo lo has hecho, Durotan, y eso me complace. Sé que mis palabras llegaran hondo en ti, y que entrarás en razón. - Velen hizo una pequeña pausa y prosiguió – Esta guerra que habéis emprendido en contra de mi pueblo es un despropósito. Conozco las condiciones en las que vuestro líder espiritual, Ner’zhul, os proclamó que éramos vuestros enemigos. Debes saber que la fé que depositáis en Oshu’gun como monumento y templo de vuestras creencias, es en cierto modo, errónea. Oshu’gun es en verdad….
-Eres un bastardo blasfemo “profeta”- Drek’thar no pudo contenerse ante el ataque a nuestras creencias.- ¿Como osas insultar nuestra tradición con sucias mentiras?
-Silencio Drek’tar, no hace falta insultarle, basta con hacer oídos sordos a sus falsedades. – Volví mi rostro hacia Velen – Y a ti “profeta”, mas te vale irte de aquí ahora. Que sepas que la intención de venir aquí era la de capturarte, sin embargo, por la hospitalidad mostrada hacia mí y un amigo mío, Orgrim, te permitiré que te marches.

Esa fue mi última reunión con los Draenei, y las últimas palabras que cruzaría con ellos jamás. Sin embargo, y nunca voy a confesar esto a Drek’tar, no he hecho caso omiso a las palabras de velen. Quizás si que tengan algo de verdad. Pero no puedo seguir mi instinto y desafiar a Ner’zhul. Ya un clan, el clan señor del trueno, se ha visto, castigado, por no acudir a la convocatoria de nuestro chaman, Ner’zhul.
Los ataques continúan. Hemos sido enviados a atacar unas localizaciones en Talador. Temo que me encuentre con Restalaan si voy allí. Sí, nos lo hemos encontrado, y nos a derrotado. No lo hubiesen conseguido de tener todas nuestras fuerzas, sin embargo perdimos a nuestros chamanes. En mitad de la lucha sus poderes flaquearon, no podían invocar a los elementales, ni nuestros ancestros. Todo esto me hace pensar aun mas en lo que me dijo Velen. Quizás tuviera razón y esta guerra no sea justa, quizás estemos luchando engañados por Ner’zhul, para que creamos que ellos son nuestros enemigos. Lo he hablado con Draka, piensa como yo, que Ner’zhul esconde algo, pero coincide también conmigo en que no podemos hacer públicos estos pensamientos. Nuestro clan peligraría si, abiertamente, proclamamos que desconfiamos del gran líder espiritual de los orcos. Lo único que podemos hacer, por el momento, es permitir que los chamanes, que lo deseen, aprendan nociones de brujería del aprendiz de Ner’zhul, Gul’dan, para poder rendir en combate, si no, lo tendremos muy mal para poder seguir con los ataques.
Las cosas están cambiando y me gustan cada vez menos. Ya no es Ner’zhul quien nos lidera, ahora es Gul’dan, su aprendiz. Ahora nos hace llamar la Horda, y a pedido que, los jefes que lo deseemos, nos presentemos para Jefe de Guerra de la Horda. Me he presentado, pero el que al final ha salido elegido a sido Puñonegro, el destructor, el líder del clan Rocanegra. Orgrim pertenece a ese clan. Ahora llamado Orgrim Martillo Maldito, con todos los honores, pues su padre también cayó en combate, y el heredó su martillo y su nombre.
Nuevas órdenes directas de Puñonegro, nuestro amado jefe de guerra, hemos de atacar Telmor. Nuestro clan es el más cercano, así que nos toca atacar. Además saben que yo conozco la manera de entrar en la ciudad Draenei. Hace ya muchos años, la noche que Restalaan nos invito a venir, vi como accionaba una piedra, escondida entre arbustos, para dejar ver la entrada secreta. Recuerdo donde estaba la piedra, se entrar, y allí voy.
El combate ha sido sangriento. Hemos usado todos los hechizos, las armas y la sangre de nuestras venas, pero Telmor arde. Arde con la sangre y los huesos de sus habitantes. Tambien Restalaan ha caído. Yo mismo le he matado, como corresponde. Jefe contra jefe, líder contra líder. Le he dado una muerte honrosa, en combate. No es su muerte lo que me preocupa, es la de los inocentes, niños, mujeres. Hemos masacrado a cachorros que bien podrían haber jugado con los nuestros, si hubiesen tenido la oportunidad.

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He recibido una extraña visita. Ha venido Ner’zhul a mi campamento. Me ha advertido de que Gul’dan nos convocará, y que nos dará un gran regalo de sus aliados, los que nos han dado un propósito. Me ha pedido que no coja su regalo, que no tome lo que nos dé, ni yo ni nuestro clan, o la deshonra caerá siempre sobre nosotros.
Como esperaba. Gul’dan nos ha convocado. Nos ha traído a Tanaan, pero está todo muy cambiado, como podrido. Cada vez entiendo mas las advertencias de Ner’zhul. La antigua selva de Tanaan ahora es un decrepito pozo de mierda. Huele a azufre. A muerte. Según dicen, es igual a como huele ahora parte del valle de Sombraluna, la parte donde vive Gul’dan con su clan. Hay un gran caldero, junto al brujo, y junto al caldero estamos también los jefes de los clanes.
-¡Bienvenidos jefes de los clanes, bienvenida mi horda!- Empieza la típica monserga – Henos aquí, reunidos por una parte YO, con el poderoso presente de Kil’Jaeden, mi mentor, y vosotros, el poderoso pueblo que habrá de recibirlo. Venid pues jefes de clan, y bebed de la sangre del gran Mannoroth, y saciaros de su poder.

Puñonegro se ha adelantado. Dispuesto a beber, sin duda alguna, es el jefe de guerra de la Horda, le corresponde por derecho. Sin embargo, yo no soy el único que piensa que Puñonegro es un simple títere de Gul’dan. Grommash Grito infernal, del clan Grito de guerra, se ha adelantado en una carrerilla y se ha acercado al caldero, y con su propia mano ha bebido de él. Ha sido un desafío en toda regla por parte de Grom, será interesante ver a donde lo lleva.
Todos los jefes han bebido. Puñonegro, Kargath, Killrogg…Yo…No, yo no. Me retiro del trono donde estaba el caldero, me abro paso entre mi gente, y les ordeno que se retiren, que ninguno beba. No me gire para ver si me obedecían, seguí andando y sentía como todos me seguían. Este es mi desafío, no para Puñonegro, si no para Gul’dan. Que se quede con su inmundo poder demoniaco, y que se ahogue en él.
Los demás clanes están experimentando un cambio en su piel. Se está volviendo roja. A muchos hasta le ha cambiado el color de los ojos a rojo. Es un espectáculo grotesco. El siguiente paso de la Horda, con aquel nuevo poder, es Shatrath, la ciudad de la luz de los Draenei. Ciudad de la luz. Muerte y oscuridad es lo único que hemos dejado, y cadáveres, muchos cadáveres. Este poder es aterrador. Embriaga a todos con sed de sangre sin igual. Luchan ferozmente ignorando heridas y ninguneando a cualquier peligro contra el que se enfrenten. La Horda se ha convertido en una marea de oscuridad y muerte.
Seguimos avanzando por el valle de sombraluna. Huele a muerte y azufre, huele a demonio. No sé durante cuánto tiempo más va a ser más seguro seguir con la Horda que sacar a mi pueblo de este inmundo ejército y arriesgarnos a su Ira.
El templo de karabor a caído. El mazazo aquí ha sido contundente, brutal, definitivo. Las hachas de los guerreros de la Horda hay cortado carne de guerreros, ancianos, niños, de una civilización entera, que solo tenía un viejo templo en el que cobijarse. Lo hemos arrasado. Los hemos mutilado. No creo que nadie haya escapado. La Horda ha ganado…ha vencido a su rival.

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Me he despertado de las visiones. Ha sido un largo rato en trance. Ha debido ser durante la última batalla cuando he debido llorar al ver morir a esos pobres niños. Aun tengo taquicardia. Ahora entiendo esas palabras del Alto Señor Varok Colmillosaurio, durante las batallas en Rasganorte.

-Muchos veteranos de la primera horda nunca se recuperaron. Fue el recuerdo de los niños Draenei lo que desquició a la mayoría.

No debe quedar mucho para la muerte de Durotan. Si consigo que no me dé un infarto, o algo peor, durante la visión, quizá descubra quién lo mató.

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Hemos sido exiliados. Han pasado algunos años desde el final de la guerra y mis continuas oposiciones a todo lo que ha seguido, nos han llevado al Exilio. Al acabar la guerra los clanes debieron disolverse, volver a sus tierras, y vivir en paz, pero la mayoría de clanes ya no conocían la paz, solo vivían para una continua guerra. La sangre de demonio, les ha cambiado.
Y finalmente aquí nos vemos. En un mundo desconocido. Exiliados de nuestro pueblo, vagando sin destino en busca de una tierra que nos acoja y nos permita intentar perdonarnos por lo que hemos hecho, por haber sido siervos de demonios. Cabe decir que si esto es lo peor que nos esperaba por contradecir y retar el liderazgo de Gul’dan, lo hubiese hecho antes, pero no sé si hubiese valido la pena hacerlo en nuestro mundo. Nuestro mundo se muere, la magia demoniaca de la que ha hecho uso Gul’dan, sobre todo en los últimos años para abrir el portal, han carcomido aun mas nuestras tierras, Tanaan entero es un erial, y otras zonas le siguen. Este mundo aun está vivo, y si la Horda pierde su nueva guerra, aunque seamos perseguidos, quizás podamos vivir en paz, aquí.
No dejo de darle vueltas. La mayoría de mi pueblo no sabe que es siervo de demonios. Muchos ni siquiera saben porque nuestros chamanes perdieron el favor de los ancestros. Muchos creen que fue cosa de los Draenei. Drek’tar me ha dado un nuevo rayo de esperanza. Es el único, pero dice que puede sentir a los elementos de nuevo. Quizás él, que se ha arrepentido de lo que ha hecho, me haya enseñado que mi pueblo aun puede redimirse.
Se lo que he de hacer, mi pueblo ha de saber por mi mano, como yo lo supe por Ner’shul, que estamos siendo manejados por un concilio secreto de brujos, que obedecen a Gul’dan, y este a su vez a los demonios. Puñonegro, nuestro jefe de guerra, no es más que un pelele. Hemos sido engañados y humillados a simples brutos en pos de ser sacrificados para las guerras de los brujos. Es una pena que Grommash Grito Infernal no haya cruzado el portal junto con la Horda, sus retos a Puñonegro en el trono de Kil’Jaeden le costaron quedarse en la retaguardia, pero se a quien he de acudir para empezar a solucionar esto.
He hablado esto con Draka. Aun con nuestro hijo lactante aun mamando de su pecho, quiere acompañarme, pues juramos estar siempre juntos. Quiere ayudarme a cumplir mi misión, y no voy a ser yo quien la convenza de lo contrario, es una gran guerrera, y la admiro.

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-Hemos sido camaradas durante mucho tiempo Orgrim, y sabes que te digo la verdad, nunca te mentiría en algo así.- Me cree, pero no sabe aun como tomar esta información – Toda esta sangre, toda esta guerra, toda esta muerte, ha sido a capricho de un loco con delirios de grandeza que se ha aliado con seres demoníacos, y nos han conducido como a rebaño. Y nuestro propio jefe de guerra, tu jefe de clan, Puñonegro, es solo un títere. No hay mayor deshonor.
-Te creo amigo.- Me contestó – Te aseguro que tomare medidas para solucionar esto, no voy a dejar, ahora que lo sé, que nuestro pueblo siga sometido a la voluntad del concilio de brujos de Gul’dan. Pero aquí no estáis seguros, mis guardias me son leales, pero no el resto de campamento. No es un secreto que estáis exiliados por Gul’dan, y si os ven aquí os intentaran arrestar. Lo más seguro es que vuelvas a tu hogar, y sabrás cuando yo haya solucionado las cosas.
-Gracias amigo mí.


Orgrim nos ha confiado a un guardia leal. Nos está acompañando por una ruta segura hasta las montañas, donde podremos retomar el camino al norte, y a nuestro hogar. Yo sostengo a nuestro hijo ahora.

-¡Nos atacan! –

Nos asaltan en mitad del camino. El primero en morir es el guardia, que incrédulo, no entidne porque le atacan, si él es el que nos a vendido. Sin embargo no creo que Orgrim tenga nada que ver. Intento sacar mi hacha pero otro atacante esta encima de mí y me ha propinado un golpe en el brazo y un corte en la pierna. Pierdo mucha sangre. Escucho a Draka gritar, esta a mis espaldas, no la veo caer, pero seguro que no ha sido sin defenderse. Sigo sosteniendo a mi hijo con el brazo que tengo bien. Miro a mi verdugo, sabe que ya estoy muerto, tengo cortada la arteria femoral.

-Deberías dar las gracias. Me dice- morirás antes de ver como las bestias descuartizan a esta rata que tienes como hijo.

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Me he despertado, después de quizás un día entero. Tengo aun restos de espuma en la boca, me ha dado un colapso por sentir la muerte de Durotan a través de la reliquia. Sigo sin saber que es, pero casi me mata a mí.

Contemplar todos estos hechos en primera persona, como si estuviera en la mente de Durotan, me han llevado a darme cuenta que el impacto de la ambición de Gul’dan en todo, y en todos, es aun mayor de lo que imaginaba. Aunque ya están datados cronológicamente los hechos que he visionado, que corresponden al final de la primera guerra, cuando Orgrim reta y derrota a Puñonegro en duelo y después ejecuta al consejo de las sombras, me sobrecoge saber que fue gracias al sacrificio de Durotan.

Lo que lamento es no haber podido descubrir la identidad de los asesinos de Durotan, llevaban la cara tapada.


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